El uso agrícola en la ciudad como evidencia de las
constantes transformaciones en las relaciones urbano-rurales.
Sostenibilidad del medio ambiente urbano
Los sistemas de producción agrícola en zonas urbanas y periurbanas pueden plantearle riesgos a la salud y el medio ambiente. Estos riesgos son resultado de un uso inadecuado o excesivo de insumos agrícolas (plaguicidas, nitrógeno, materia orgánica sin tratar que contenga residuos nocivos), que pueden llegar, por lixiviación o escorrentía, a fuentes de agua potable; contaminación microbiana del suelo y el agua; y contaminación atmosférica. En particular, las hortalizas de hoja pueden contaminarse como consecuencia de un uso excesivo de productos químicos pulverizados, y los métodos intensivos de producción pecuaria pueden ocasionar enfermedades zoonóticas y problemas de salud pública veterinaria.
Las aguas residuales recicladas y tratadas constituyen la fuente de agua más viable para la agricultura urbana y periurbana. La FAO ha estimado que los efluentes de aguas residuales de origen doméstico, sometidos a un tratamiento adecuado con miras a su reutilización agrícola, podrían aportar todo el nitrógeno y gran parte del fósforo y el potasio normalmente necesarios para la producción agrícola. A veces se utilizan como fertilizantes desechos líquidos sin tratar (purines de cerdos, aguas de inodoro) o desechos semitratados. Con frecuencia se emplea estiércol sin tratar de pollos y ganado vacuno para aumentar la fertilidad y mejorar la estructura del suelo. Estas prácticas entrañan cierto riesgo para la salud, pero cuando se aplican correctamente es posible reducir al mínimo ese riesgo.
El principal peligro de la utilización de aguas residuales es la contaminación de los alimentos con microorganismos patógenos y la aparición de enfermedades transmitidas por el agua. El uso de aguas negras no tratadas o tratadas de modo inadecuado con fines de riego lleva asociado un alto riesgo de infección con helmintos y un riesgo entre medio y bajo de infección con bacterias entéricas y virus. En general, la información disponible indica que los efectos negativos sobre la salud sólo constituyen un problema cuando se utilizan para el riego aguas residuales brutas o insuficientemente tratadas.
Otro caso de riesgo para la calidad del agua es el que plantea la acuicultura intensiva en zonas periurbanas. La intensificación implica una mayor utilización de agua para recirculación, piensos comerciales y medicamentos (antibióticos, bacteriostáticos). El exceso de nutrientes y materia orgánica favorece una proliferación de microorganismos que da lugar a la eutrofización al reducir el oxígeno disuelto en los sistemas hídricos.
Otro problema importante para la viabilidad de la AUP es la disponibilidad de tierras. La amenaza de perder el acceso a sus parcelas y de verse obligados a suspender sus actividades productivas se cierne sobre muchos agricultores urbanos de ambos sexos. En muchas zonas, la incapacidad de los hogares no agrícolas para acceder a la tierra en las ciudades es la principal razón que se aduce para no practicar la agricultura. Con todo, una de las paradojas de la AUP es que al parecer se realizan inversiones agrícolas considerables en tierras cuya tenencia es muy insegura. Un mercado adecuado para los productos agrícolas garantiza ganancias elevadas a corto plazo y hace que los riesgos de la inversión agrícola sean aceptables incluso en tierras inseguras ocupadas ilegalmente, arrendadas a corto plazo o sujetas a otros regímenes precarios.
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INTEGRANTES: Daniel Aguirre
Cindy Natagaima
David Soto
Luisa Casallas
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