martes, 18 de agosto de 2009

AGRICULTURA URBANA





El uso agríco
la en la ciudad como evidencia de las
constantes transformaciones en las relaciones urbano-rurales.



Según el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, para el año 2030, más del 60 por ciento de la población mundial vivirá en las ciudades, casi el doble de la cantidad actual y el triple de la de 1950. Se estima que los nuevos habitantes se localizarán principalmente en los centros urbanos de países en desarrollo donde se ha presentado un crecimiento veloz y poco controlado, subrayando la importancia de que las ciudades implementen estrategias para proteger el entorno natural. La búsqueda de oportunidades de educación y trabajo, la ilusión de encontrar mayores beneficios con el Gobierno central o simplemente la idea de un estilo de vida moderno, son algunas de las causas de la migración permanente de población a las zonas urbanas de los países del Tercer Mundo. Sin embargo, también lo son los desplazamientos forzados de campesinos, como en el caso de Colombia, quienes afectados por la violencia resultante del conflicto armado interno, son obligados a dejar de repente sus casas, tierras, cultivos y animales en la zona rural y huyen hacia las ciudades, aumentando velozmente la concentración de habitantes en condiciones de elevada pobreza.

No obstante, la esperanza de miles de familias de alcanzar mejores condiciones de vida en las urbes se ve derrumbada rápidamente cuando, por el contrario, encuentran ausencia de fuentes de trabajo, grandes limitaciones en la prestación de los servicios sociales básicos y altos costos en el valor de la tierra y la vivienda urbana. Como consecuencia, una importante fracción de esta población ha optado por buscar alternativas distintas para sobrevivir. En su histórico arraigo con la vida rural, los campesinos trasladan sus costumbres y tradiciones al ambiente urbano, desarrollando, entre otras actividades, prácticas derivadas de la agricultura, similares a las que realizaban en su lugar de origen. Éstas, debido a las condiciones del nuevo contexto se vieron desplazadas a espacios urbanos reducidos como solares, jardines, terrazas y azoteas, incluso áreas sobrantes y suelos de mala calidad o terrenos periféricos de mayor tamaño destinados a pequeños huertos y a la cría de animales de granja. Ellos ejercen de manera informal, la llamada Agricultura Urbana y Periurbana (AUP).





Sostenibilidad del medio ambiente urbano

Los sistemas de producción agrícola en zonas urbanas y periurbanas pueden plantearle riesgos a la salud y el medio ambiente. Estos riesgos son resultado de un uso inadecuado o excesivo de insumos agrícolas (plaguicidas, nitrógeno, materia orgánica sin tratar que contenga residuos nocivos), que pueden llegar, por lixiviación o escorrentía, a fuentes de agua potable; contaminación microbiana del suelo y el agua; y contaminación atmosférica. En particular, las hortalizas de hoja pueden contaminarse como consecuencia de un uso excesivo de productos químicos pulverizados, y los métodos intensivos de producción pecuaria pueden ocasionar enfermedades zoonóticas y problemas de salud pública veterinaria.

Las aguas residuales recicladas y tratadas constituyen la fuente de agua más viable para la agricultura urbana y periurbana. La FAO ha estimado que los efluentes de aguas residuales de origen doméstico, sometidos a un tratamiento adecuado con miras a su reutilización agrícola, podrían aportar todo el nitrógeno y gran parte del fósforo y el potasio normalmente necesarios para la producción agrícola. A veces se utilizan como fertilizantes desechos líquidos sin tratar (purines de cerdos, aguas de inodoro) o desechos semitratados. Con frecuencia se emplea estiércol sin tratar de pollos y ganado vacuno para aumentar la fertilidad y mejorar la estructura del suelo. Estas prácticas entrañan cierto riesgo para la salud, pero cuando se aplican correctamente es posible reducir al mínimo ese riesgo.

El principal peligro de la utilización de aguas residuales es la contaminación de los alimentos con microorganismos patógenos y la aparición de enfermedades transmitidas por el agua. El uso de aguas negras no tratadas o tratadas de modo inadecuado con fines de riego lleva asociado un alto riesgo de infección con helmintos y un riesgo entre medio y bajo de infección con bacterias entéricas y virus. En general, la información disponible indica que los efectos negativos sobre la salud sólo constituyen un problema cuando se utilizan para el riego aguas residuales brutas o insuficientemente tratadas.

Otro caso de riesgo para la calidad del agua es el que plantea la acuicultura intensiva en zonas periurbanas. La intensificación implica una mayor utilización de agua para recirculación, piensos comerciales y medicamentos (antibióticos, bacteriostáticos). El exceso de nutrientes y materia orgánica favorece una proliferación de microorganismos que da lugar a la eutrofización al reducir el oxígeno disuelto en los sistemas hídricos.

Otro problema importante para la viabilidad de la AUP es la disponibilidad de tierras. La amenaza de perder el acceso a sus parcelas y de verse obligados a suspender sus actividades productivas se cierne sobre muchos agricultores urbanos de ambos sexos. En muchas zonas, la incapacidad de los hogares no agrícolas para acceder a la tierra en las ciudades es la principal razón que se aduce para no practicar la agricultura. Con todo, una de las paradojas de la AUP es que al parecer se realizan inversiones agrícolas considerables en tierras cuya tenencia es muy insegura. Un mercado adecuado para los productos agrícolas garantiza ganancias elevadas a corto plazo y hace que los riesgos de la inversión agrícola sean aceptables incluso en tierras inseguras ocupadas ilegalmente, arrendadas a corto plazo o sujetas a otros regímenes precarios.



Solidarizate con el medio ambiente aplicando la agricultura urbana en tu hogar o empresa.


IN
TEGRANTES: Daniel Aguirre
Cindy Natagaima
David Soto
Luisa Casallas





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